Guadalupe, un libro de Olivia Vivanco
*Maru de la Garza
Al mirar la foto de la portada y notar que no tiene un título encima –como se acostumbra– se siente un gran respeto por esa mujer, la que está saliendo del baño con una toalla enredada en la cabeza. Su mirada directa nos habla de un permiso, de algo muy íntimo, luego nos enteramos que se trata de la madre de Olivia, cuyo nombre es Guadalupe.
A lo largo de las páginas se percibe una complicidad entre ellas: ya sea cuando Olivia desaparece y observa a Guadalupe –como sucede en las fotos del comedor y la cocina–, o donde trata de ponerse en su lugar para intentar sentir como ella y tal vez poder entenderla –se siente en la imagen de la ventana, el espejo o la recámara.
La búsqueda y el hallazgo de Olivia nos habla de Guadalupe, pero a través de Guadalupe nos habla de ella misma, de quien está detrás de la cámara. Sin duda es un libro autorreferencial: Olivia como autora y narradora, y a través de Guadalupe y junto con ella como protagonista.
Olivia es la autora y nos narra algo personal, íntimo que comparte. Existe un acuerdo entre lo privado y lo público. El acierto se hace evidente y es entonces cuando nos toca, nos habla de nuestras propias vivencias y relaciones.
Olivia deja que conozcamos a su madre y a ella misma, a través de su necesidad y deseo de dejar un trazo, una inscripción sobre un soporte duradero: el libro, de esta manera aparece y despierta el deseo por recuperar y construir la mirada del otro sobre sí mismo.
Seguramente lo que Olivia vivió al escribir y fotografiar a Guadalupe es mucho más de lo que podemos ver en este libro. Herta Müller escribe en su libro Todo lo que tengo lo llevo conmigo: “Hace tiempo que mi nostalgia se ha familiarizado con los ojos secos… Y ahora me gustaría, además, que mi nostalgia también dejase de tener dueño”, cuando leí estos párrafos pensé en Olivia. Tal vez a ella no le digan nada, tal vez sí. Lo que si es un hecho es que las fotografías de Guadalupe nos hablan del amor y la confianza hacia Olivia.
Guadalupe es el resultado de un gran esfuerzo, cuidado, dedicación y amor. Hace tiempo alguien me dijo que no entendía por que las mujeres fotógrafas siempre “teníamos” que fotografiar a nuestros padres –lo decía con un poco de desdén–, lo que si estoy segura es que no es suficiente fotografiarlos, lo significativo es empeñarnos en hacer de ello algo que hable de nosotras y más aún que los demás puedan ver, mirar y sentir. Ese es el motivo para felicitar a Olivia.
* Artista visual y docente. Las temáticas que desarrolla son la autorreferencialidad, la memoria y la relación entre lo público y lo privado. Experimenta con medios y soportes como la fotografía, el video y la instalación.