Gandhi











Nació hace 5 años y vivió con sus dos hermanos hasta que un auto lo arroyó y quebró su columna. Su dueño y su novia Leslie no pararon hasta que algún veterinario accediera a operarlo; estudiantes de medicina ellos, creían que Gandhi, un pequeño cachorro maltés debía tener la oportunidad de vivir y no ser sacrificado.

Tras una difícil cirugía y días de espera, las noticias no fueron alentadoras: Gandhi no pudo recuperar la movilidad de sus patitas traseras. La vida ya no fue igual. 

Leslie quiso cuidar de Gandhi durante su recuperación e Irma su madre, ajena hasta entonces a las mascotas, se conmovió con la tragedia cachorro y junto con Eduardo su esposo, lo tomaron bajo su cuidado. Gandhi recibió de la familia junto con la aceptación, ejercicios de rehabilitación y la búsqueda de opciones para tener una vida lo más normal posible. Teniendo que a arrastrar sus patitas traseras, un pequeño carrito adaptado a su cadera fue considerado pero a Gandhi le incomodaba salir a la calle con él. Finalmente con los ejercicios y unas botitas especiales, ha logrado tener cierta movilidad.

La rutina familiar se vio modificada para adecuarse por completo a la vida de Gandhi, pues no puede obrar ni orinar por sí solo, por lo que sus ahora dueños están pendientes de las señales para ayudarlo. Antes de salir de paseo, pasa todos los días por el ritual de los zapatos pues debe usar calcetines para que no lo lastimen.

Leslie se fue de la ciudad a cumplir su servicio social, por lo que Gandhi ha quedado totalmente al cuidado de Irma y Eduardo quienes lejos de lamentarse por los sacrificios que implica la vida al lado de Gandhi, -no puede quedarse solo mas de 8 horas-, lo cuidan amorosamente. No hay tono de queja cuando cuentan que desde su llegada no hay vacaciones ni salidas. Asumen que el amor y el bienestar de su pequeña mascota, así como las alegrías que han tenido gracias a él, lo recompensan.

Miradas Interiores












En estas imágenes pretendo representar la naturaleza y la esencia de las mujeres retratadas, sus vivencias interiores.

Isalia

Esta serie ganó el Primer Lugar en el Concurso Historias de Mujeres Mexicanas convocado por el Alto Comisionado de la ONU en México en Derechos Humanos en el 2007.


Isalia tiene 36 años. Llegó a la ciudad de México proveniente de Zopiloapan, Gro. para trabajar en el servicio doméstico. Trabaja 6 días a la semana y sale de su casa desde las 7 de la mañana para cubrir jornadas laborales a veces dobles que van de 6 a 10 horas. Trabaja en cinco casas e invierte de 3 a 4 horas en traslados.


A los 21 años era ya madre soltera de dos hijos. Anayeli su hija mayor acaba de terminar el bachillerato, Gerardo desertó de la secundaria y trabaja vendiendo ropa en un tianguis. Isalia sólo estudió hasta el segundo año de primaria.



Isalia y sus hijos viven en dos cuartos con techo de lámina. No pagan renta y todos sus muebles le han sido regalados por sus patronas. Casi desde su llegada a la ciudad vive en Valle de Chalco; en ese tiempo no había servicios básicos ni calles pavimentadas. Después de casi veinte años ya cuenta con estos servicios pero sigue sin tener una vivienda propia.



Dada su dinámica laboral, difícilmente visita a su madre en Guerrero, lo que provoca un desarraigo. Sus hijos nunca la acompañan porque dicen que “está muy feo y no hay nada”. La tierra ya no existe como identidad familiar.



A pesar de que con algunas de sus patronas tiene más de 10 años, no cuenta con ningún tipo de seguridad social. Sus ingresos semanales son de aproximadamente mil pesos, pero tan sólo en transporte gasta casi de 30 a 40 pesos diarios.


"Empecé a trabajar en esto porque no sabía hacer otra cosa. Sigo sin saber hacer otras cosas, pero ahora me gusta".



Según la Encuesta Nacional de Empleo 2002-2003:


- De la población que desempeña laboralmente actividades domésticas, el 96.9 son mujeres. En promedio, la edad de las trabajadoras domésticas es de 33.7 años.
- 16.7% de las empleadas domésticas no asistió a las escuela, 27.3% no concluyó la primaria, una tercera parte de ellas sólo terminó la primaria y poco más de 24% ingresó a la secundaria.
- Poco más de la tercera parte son casadas, 44% son solteras y una quinta parte se encuentran en unión libre.
- 40.1% de las trabajadoras domésticas trabajan tiempo parcial (menos de 35 horas a la semana), 46.9% tiempo normal (de 35 a 48 horas a la semana) y 10.5% tiempo extra (más de 48 horas a la semana)
- 40.7% de las empleadas domésticas gana menos de un salario mínimo, 44.8 de 1 a 2 salarios mínimos y 13.1% más de 2 salarios mínimos.
- El 54.7% habita en viviendas consideradas como precarias (no poseen paredes y techos resistentes, ni pisos con recubrimiento). En promedio en dichos hogares viven 3.3 personas por cuarto.
- Relacionado con los bajos niveles de ingreso, tres cuartas partes de las trabajadoras domésticas no tienen ningún tipo de prestación social y sólo una de cada 100 cuenta con seguridad social.