Se describe a los recuerdos de la niñez como poco
creíbles porque no existe garantía de que efectivamente hayan sido como se les
relata. Así ante la ausencia de evidencias solo tengo la certeza de las
sensaciones que ciertas imágenes me evocan. Colecciono y ordeno entonces esas sensaciones como puntas de
hebra para hilvanar temporalmente fragmentos de una historia como apuntes de un
posible hecho. Si esta historia es cierta o no, finalmente no importa. Sólo
pretendo la reconstrucción de un pasado que probablemente sea resultado de mis
propias invenciones.