Nació hace 5 años y
vivió con sus dos hermanos hasta que un auto lo arroyó y quebró su columna. Su dueño y su novia Leslie no pararon hasta que algún veterinario
accediera a operarlo; estudiantes de medicina ellos, creían que Gandhi, un pequeño
cachorro maltés debía tener la oportunidad de vivir y no ser
sacrificado.
Tras una difícil cirugía
y días de espera, las noticias no fueron alentadoras: Gandhi no pudo recuperar
la movilidad de sus patitas traseras. La vida ya no fue igual.
Leslie quiso cuidar de
Gandhi durante su recuperación e Irma su madre, ajena hasta entonces a las
mascotas, se conmovió con la tragedia cachorro y junto con Eduardo su esposo,
lo tomaron bajo su cuidado. Gandhi recibió de la familia junto con la
aceptación, ejercicios de rehabilitación y la búsqueda de opciones para tener
una vida lo más normal posible. Teniendo que a arrastrar sus patitas traseras,
un pequeño carrito adaptado a su cadera fue considerado pero a Gandhi le
incomodaba salir a la calle con él. Finalmente con los ejercicios y unas
botitas especiales, ha logrado tener cierta movilidad.
La rutina familiar se
vio modificada para adecuarse por completo a la vida de Gandhi, pues no puede
obrar ni orinar por sí solo, por lo que
sus ahora dueños están pendientes de las señales para ayudarlo. Antes de salir
de paseo, pasa todos los días por el ritual de los zapatos pues debe usar
calcetines para que no lo lastimen.
Leslie se fue de la
ciudad a cumplir su servicio social, por lo que Gandhi ha quedado totalmente al
cuidado de Irma y Eduardo quienes lejos de lamentarse por los sacrificios que
implica la vida al lado de Gandhi, -no puede quedarse solo mas de 8 horas-, lo
cuidan amorosamente. No hay tono de queja cuando cuentan que desde su llegada
no hay vacaciones ni salidas. Asumen que el amor y el bienestar de su pequeña
mascota, así como las alegrías que han tenido gracias a él, lo recompensan.